Al final de Peter y Wendy, la niña le promete a Peter Pan que no crecerá, que será una niña para siempre.
Unos años más tarde conocemos a otra niña. Ruth Kenthon tiene 13 años, lee a todas horas y vive en Londres. Una noche la despierta la inesperada visita de un niño en busca de su sombra perdida. Ruth, su hermana Kate y Peter emprenden el viaje a Nunca Jamás, el lugar ideal para afrontar el miedo a crecer, al olvido, al amor y a la muerte. ¿Puede la promesa de una niña dictar el destino del País de Nunca Jamás? ¿Es verdad lo que cuenta Peter sobre la isla? ¿Quedan piratas por combatir e indios a quienes salvar? En la traición de Wendy se encuentra la clave de todas estas preguntas, pero como Wendy haya crecido no habrá vuelta atrás.
Una novela oscura que ofrece múltiples preguntas y respuestas, sorpresas, lágrimas y corazones encogidos.
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martes, 27 de octubre de 2020

Cuando mueren los libros

 He pospuesto esta entrada del blog porque era demasiado triste,

A principios de año, antes del Covid, pasaron dos cosas:

Por un lado, me escribieron de la editorial Berenice para anunciarme que, tras diez años de la edición de La traición de Wendy con ellos, iban a descatalogar el título y el libro estaría fuera del mercado, aunque a cambio yo recuperaría los derechos de edición del mismo.

También aquel enero ya lejano viajé a Londres y, después de tanto tiempo, decidí releer mi primer libro en el vuelo. Fue una experiencia muy curiosa: gracias al paso del tiempo, resultaba extraño leer esas palabras escritas por un yo joven e inexperto, ahora que podía hacer una lectura analítica y más exigente del mismo. Al fin y al cabo, resultaba como leer el libro de un extraño. Recuerdo que lo devoré, que me di cuenta de que el ritmo era magnífico y había algunas ideas estupendas que no recuerdo haber tenido nunca. Me gustó ese libro escrito por el Jose joven e inexperto.

 Hay libros que son eternos. Generación tras generación, enamoran a lectores y vuelven a editarse y reimprimirse a pesar del tiempo, la censura, las modas. Es el caso, sin ir más lejos, de Peter Pan.

En estos diez años que median entre mi primera publicación y estas palabras he escrito mucho, he publicado muchas historias. Sigo escribiendo, pero La traición de Wendy sigue ocupando un lugar muy especial en mi corazón. Por eso este anuncio a comienzos de año me provocó tal desazón. Cuando mueren los libros, las editoriales los destruyen; traté de recuperar un buen puñado de ejemplares para mí, pero en definitiva el libro se encuentra fuera del mercado.

Diez años de viaje, no ha estado mal. Ahora cabe preguntarse cuál será la próxima parada...

Hyde Park, enero de 2020

Hyde Park, enero de 2020

lunes, 24 de octubre de 2011

¡Que nos vamos a Andújar!

Hoy ha sido el Día Mundial de la Biblioteca. Para celebrarlo, he visitado una y he sacado tres libros: dos del polémico Alberto Olmos y El ladrón de morfina del grandísimo Mario Cuenca Sandoval. La intención es leerlos a destajo. Tengo muchas cosas por leer este año, y eso es bueno. Aprovecho los viajes para ver películas y leer, y escribo cuando llego a Madrid y me pica el gusano. Y últimamente me pica bastante a menudo. Ya sabéis que trabajo en una nueva novela más compleja, ambiciosa y difícil que La traición de Wendy. Queridos niños me está costando, pero creo que vale la pena, porque ya ha nacido la magia en varias ocasiones. Los personajes están demostrando tener miles de recovecos, y la historia un sinfín de posibilidades. Mientras tanto, sigo de lleno con muchos proyectos paralelos, a cada cual más interesante.
Leo hoy en el diario Jaén una noticia sobre el Día de la Biblioteca, y resulta que al final del artículo hablan de mí: Además, se celebrará un encuentro literario con el escritor José Alberto Arias Pereira, ganador del Premio Andalucía Joven Narrativa 2009 con “La traición de Wendy”.
Efectivamente, aunque ya lo anuncié tengo una cita literaria en Andújar. Nunca he estado allí, de modo que será un motivo más para la alegría. El encuentro con chavales de institutos de la ciudad, gestionado por el Centro Andaluz de las Letras, tendrá lugar en la Casa de la Cultura a partir de las 12 y media. Supongo que hablaremos de los libros que nos cambiaron la vida, de en qué consiste escribir, de para qué escribimos... Leeremos fragmentos, propondré alguna dinámica para relajar el ambiente e intentar que eso sea lo más parecido a un festín literario.

Pues eso, si alguien quiere pasarse, nos vemos el jueves por la mañana en Andújar  :)

Póster de presentación de la novela Queridos niños

martes, 13 de septiembre de 2011

Próximas citas

No, esto aún no ha acabado.


Hoy mismo me han llamado para confirmarme que la semana que viene, el jueves por la tarde, estaré en Córdoba escribiendo cuentos y poemas a sueldo, es decir, a cambio del precio simbólico de un euro. No, no es que me haya vuelto loco de repente o esté tan necesitado (que también) sino que me han vuelto a invitar al festival Eutopía, tal y como ya hice el año pasado. En concreto, mi actividad no es ni más ni menos que "creadores a sueldo", que tendrá lugar en el Boulevard de la Creatividad la tarde de 6 a 9. Allí, quien quiera acercarse se llevará un cuento o poemita improvisado, una carta de amor, lo que surja. Será divertido. Espero escribir mucho en esas horas. Espero cambiar alguna vida, o al menos sacudirla. Si tengo suerte, esa misma noche iré a la Filmoteca a ver REC, que vale la pena volver a verla en el cine.

Un poco más adelante, el 27 de octubre, tengo programado otro encuentro , en este caso con jóvenes lectores. Tendrá lugar a las 12,00 en la Casa de la Cultura de Andújar, todo ello dentro de los Encuentros con autor promovidos por el Centro Andaluz de las Letras.

¡Ah! Y no creáis que queda ahí la cosa. Próximamente tendréis noticias de varias publicaciones donde aparece mi nombre, ya sea en poesía o en relato, en novela o en traducción, pero todo a su tiempo. Un adelanto: Poetas del 15M


domingo, 16 de enero de 2011

Roo habla de La traición y de mí

A veces, cuando no lo sabemos, hay brujas que hablan de uno y a él le pica la oreja. Roo es una excelente escritora, una persona envidiable y una amiga perfecta. Y habla de mí, y a mí se me pone cara de tonto. Para ver lo que tiene que contar, pinchen en la foto:

viernes, 3 de diciembre de 2010

Una noche en la Tertulia

 Hay veces en las que a los escritores se les acaban las palabras. La noche en la Tertulia fue mágica desde que comenzó. Me da miedo reconocer que soy poeta, de acuerdo, pero además compartir cartel con un artista a quien admiro como es Carlos Siles, pues... ¿qué más se le puede pedir a un debut tertuliano? Pues bien, para calentar la noche empecé contando un cuento que tiene lugar antes de esta traición, y que seguramente ya habéis leído. Luego poemas inocentes, poemas sucios, textos soeces... me emocioné en el escenario, me perdí. Menos mal que estaba ahí Nuria para ponerme manos e interpretar un poema en lengua de signos en un momento que considero bonito. Qué de cosas... Luego me quedé completamente desorientado. El pobre Carlos tuvo que venir a invitarme amablemente a dejar el escenario, que le estaba pisando su hora  xD
Pero ya me había dado tiempo a mandar un cadáver exquisito entre el público. Subió Carlos con una amiga que le hizo los coros, Bea,y nos dejó boquiabiertos como un flautista de Hamelin. Me hizo especial ilusión que cantara su "Canción nº 0", ya que es una de mis preferidas. Nos llevó de la mano de su Cenicienta, jugamos en un Tobogán, nos cantó algunas canciones que no aparecen en el disco y, para rematar la faena, nos cantó por Raphael. Ni más ni menos. Grande, grande Carlos. Tras el concierto recogí el cadáver exquisito y lo leí a los más pacientes. En negrita, lo único de Carlos (lo comencé con un verso de su canción) y mío, por eso de abrir y cerrar como un círculo:
Tu sombra es una casa con vistas al mar,
los estorninos se han escondido en tu ventana.
Mi sombra ya ni sé dónde reside.
¿Me ayudas a encontrarla?
A veces pensamos que nuestras
palabras no tienen un rumbo exacto,
como las hojas cuando caen en otoño
o las almas al irse entre los álamos
o las notas,
notas rojas pendiendo de aquella guitarra sumisa.
Y no te quiero tanto para saber que hay gente aquí a mi lado
¡que me des el olor a cremallera!
para poder buscarte por los bares
entre las colillas, las botellas, los cristales rotos y los pies inquietos.
El humo transparente y las calles repletas, tú a mi lado cogiéndome de
las manos... sonriendo con lágrimas en las mejillas... ¿puede ser algún
día?
Así que no me quieras tanto y quiéreme mejor
porque sólo soy un trozo de cristal
que se rompe si le das un golpe
AL SUELO!!! gritan todos
y la soledad invadió la sala al tiempo que dormían,
por fin el poeta se abrochó la bragueta;
ya puestos a mirar, a escuchar, a oír, a sentir
tu dulzura, tu voz, esa expresión inocua bajo la luna llena,
ternura rebosando paz, cálido tono y agudo sentido de
sensibilidad. Y acabar ahogados en humo y licor,
absueltos de ropa y culpa...

Y la noche no había hecho más que comenzar, de acuerdo, porque entre el público había rostros amigos venidos de cerca, de lejos, desconocidos anónimos que no se acercaron... en fin, un nutrido grupo de amigos. Acabé con varios amigos a las 2 de la mañana en el Mirador de San Nicolás, helado de frío pero contento, contentísimo tal vez pensando en el chocolate que íbamos a tomar en el Bohemia. Y tras eso, seguimos en el Ruido Rosa con una cervecita. Hasta que nos cerraron los bares. Pero vamos, creo que valió la pena, ¿no?

Yo en pleno éxtasis poético, muy informal

Nuria, "mis manos", y yo

Bea y Carlos Siles en plena "Cenicienta"

jueves, 2 de septiembre de 2010

La huida de las hadas

El sensible Desdentado
Peter llegó abatido a Nunca Jamás y buscó a todos sus amigos, a los niños, a la princesa india y a mí, y nos contó que Wendy había crecido, y todos estuvimos de acuerdo en que en la mirada de Peter había algo que hasta entonces nunca habíamos visto, como si en sus pupilas brillara el fuego.
         —Peter… —lo consoló Tigridia. —No pasa nada, tú no tienes que crecer… ya vendrá otra niña que quiera serlo para siempre.
         Y Campanilla le dijo algo bien distinto:
         —Te lo advertí, esa Wendy no podía traerte nada bueno, querido. Olvídate de ella, todas las mujeres son iguales cuando crecen, Peter, y todas crecerán y tú seguirás siendo el mismo. Olvídala, Peter, ¡olvida a la maldita Wendy!
         —¡Ssshhh! —dijo Peter.
         —Nunca Jamás es sólo para los niños. —Campanilla se negaba a ceder, así que repetía una y otra vez a su oído: Wendy ha crecido, Wendy ha crecido y tiene novio, Wendy te prometió ser siempre una niña.
         —¡Basta ya! —protestó Peter lleno de indignación. —A partir de ahora seré “desenamorable”.
         —Peter, ¿me perdonas? Peter…
         Uno de los Niños Perdidos cogió a Campanilla y la resguardó entre las manos como hacen los abuelos con los pajarillos. Entonces le sopló con cuidado y le dijo algo en voz baja.
         —¡Bonita, despierta!
         Campanilla abrió el ojo y lo miró de soslayo, con recelo. Seguía cruzada de brazos con cara de pocos amigos. No obstante, lloraba. Es curioso que apenas hiciera ruido, pues es de sobra conocido que cuando las hadas lloran lo hacen de la forma más lastimera y escandalosa posible. Por eso el Niño Perdido, que no era ni más ni menos que Desdentado, el más humilde y pacífico de los Niños Perdidos, se echó a llorar con ella. Y a éste le siguieron Vándalo, Rizos y Desdeñoso.
         —Campanilla, eso te pasa por hablar mal de Wendy —dijo Desdentado.
         Campanilla le hizo burla y escapó de entre sus manos. Entonces se posó en la nariz de Peter, quien bizqueó un momento, pero entonces se acordó de que seguía enfadado con el hada y cerró los ojos.
         —¡Vaya, se me ha pegado una mosca a la cara! —gritó, y agitó a Campanilla con las manos.
         —¡Peter, Peter! Ya basta… —dijo Campanilla, pero de repente se puso muy pálida, como si se apagara, y comenzó a descender en el aire.
         —Peter Pan, mira a Campanilla… Si no lo haces, desaparecerá —le recordó Desdeñoso con tono nervioso.
         —¡Préstale atención, Peter!
         —¡No, ni caso al hada! Es tan maleducada como las niñas —dijo otro.
         Peter sonrió, pues era bien cierto que las niñas eran terriblemente maleducadas. Ni siquiera sabían cumplir sus promesas. Los niños siempre se mantenían fieles a sus pactos de caballeros, pero ellas… ¡ellas nunca!
         —Campanilla se apaga, Peter —dijo Desdentado con lágrimas en los ojos. —Ella se bebió el veneno por ti.
         —¡Ella te salvó la vida! ¡Mírala, Peter Pan! —rugió Desdeñoso.
         Pero Peter se dio la vuelta y siguió su camino, como si nada. Por eso no oyó las últimas palabras del hada, que nadie llegó a comprender.
         —Peter, te ruego que me perdones. Nunca volveré a hablar así de Wendy, te lo prometo. Te quiero, Peter Pan… —exhaló, y fue como si esas últimas palabras se convirtieran en humo cuando se apagó.
         —¡Estarás contento! ¡La has matado, animal! —gritó Rizos.
Hada muerta -Imagen real
         Un Gemelo lo abofeteó, pero había logrado llamar la atención de Peter Pan. El valiente pelirrojo volvió sobre sus pasos, se agachó y tomó al hada entre sus manos tal y como había hecho Desdentado. Ya apenas brillaba. Lo había llenado todo de lágrimas que parecían purpurina.
         Al ver lo que había hecho, Peter gritó y varios Niños Perdidos se abalanzaron sobre él, y unos defendían a Peter y otros le odiaban por lo que acababa de hacer y por haber madurado. Desde entonces hay dos bandos de Niños Perdidos que llevan adelante una guerra entre sí. Peter Pan guardó las alas del hada en un saquito para estar siempre aprovisionado de polvo de hadas.
         Así es como murió Campanilla. Así es como comenzó la huida de las hadas.

miércoles, 18 de agosto de 2010

Presentación: Bélmez de la Moraleda

La traición de Wendy ya se ha presentado en Antequera, Sevilla, Jaén y Granada. Ha llegado al fin el turno de traerla a casa, donde vio la luz una tarde de agosto o septiembre de hace tres años. No obstante, la primera vez que escribí sobre "la traición de Wendy" como hecho, como dolor, como puñalada certera fue hace cuatro años, al comienzo del blog, cuando era inocente y romántico y creía en el amor y en las historias atemporales. ¿Quién salva a Peter?, me preguntaba, y aún no sabía que la pregunta era: ¿quién salva a Jose? Y a Ruth, ¿quién?
Con el paso del tiempo (¡otra vez el tiempo, el crecimiento, envejecimiento!) encontramos respuesta a muchas de estas preguntas. Ahora que lo pienso, la piel que se arruga del Peter que creció es mucho más evocadora que toda la novela que escribí unos años después.

Qué ganitas de presentación. Esta tarde, a las 8, en el Parque del Nacimiento. Aunque me la joda la lluvia...

viernes, 13 de agosto de 2010

The girl who didn't grow up


All children, except one, grow up. Of course there are exceptions, like the story of Anna O'Toole. She didn't grow up either: she grew down, if that's possible. On her 10th birthday, she started getting smaller and smaller. That's a real problem when children get smaller: they can't go to bed unless they hop really high nor can they brush their teeth except in the dog's plate. Despite everything, the worries of her parents and her little size, Anna was truly happy. Every night, when the clocks were striking twelve and she was deeply asleep and all the adults of the town were having fun at a party, every night, I'm telling you,a fairy as small as Anna came down the chimney and went into Anna's bedroom. This fairy whose name we won't know was a good fairy -don't forget that fairies can be very selfish and jealous- the good fairy lay by her side and let her stardust escape in dreams. That's why Anna was getting smaller and smaller: eventually she'd become another fairy.

However one night, during her dreams, the fairy suffered a nightmare and woke up crying. That's how Anna became aware about what was happening to her. Moreover, she was really annoyed at the fairy as that very night she was having a wonderful, delicious chocolate-taste dream.
'What are you doing here, little bug?', she asked.
'I'm so sorry, Your Majesty. Peter Pan sent me'.
'Your Majesty? Who's that Beedle Pan?', she said.
'Peter, not Beedle. Peter Pan is the Boy Who Never Grew'.
'That's a nice explanation, little bug. I don't believe you'.
'But-.'
'You're trying to poison me. Confess. Now'.
'Never! For Hook's sake!', said the little fairy. 'But promise you'll never tell or...'
'Or what?'
'Or it will be the end. And this time... for good'.
'Then tell me what I am supposed to do. I'm a good girl'.
'You're such a special girl!'
They were both smiling in the darkness of the bedroom. A sparkle crossed the fairy's eyes.
'You should come with me to this marvelous Kingdom of Neverland'.
'Neverland?'
'A-ham. With the mermaids and the pirates and flamingos and... well, all that stuff'.
'May I go with you'.
'You're coming with me. But don't tell Peter about my slip. I've been coming to look for you for almost thirty nights. But after the journey from Neverland here I go in the bedroom, look at you and I feel really sleepy, so I fall asleep. In the morning, some naughty sunshine wakes me up and I go back and Peter gets so desperate. But today'.
'Let's go before it's too late or my parents wake up. How do we get to Neverland, little bug?'
'Flying, of course!'
'Of course!', said Anna, and followed the fairy all along the purple and velvetine sky. Obviously, when they got in to Neverland everyone was expecting their arrival. Everyone but Peter Pan.
'Where's Beedle Pan?', asked Anna.
'He's at home. Shhh... he may be sleeping'.
Anna followed the fairy into a hole in the ground and they fell in a small cave. There was someone in there.
'Who's there?', said a male voice.
'It's me, dear. I finally got the girl'.
'Oh, that's gonna be real fun today. We'll celebrate with a party, Tinkerbell'.
'I'm not that stupid Tinkerbell', said the fairy completely offended.
And right after that, Peter Pan, believe it or not, stepped forward into the light, and he wasn't a boy who'd never grown up at all, but an old, wrinkled and white-haired child, if that's even possible. I can only say that Anna never came back.


the END

jueves, 1 de julio de 2010

La cueva de Jose


SPOILERS GORDOS

Vamos al capítulo 3 de la novela. A "Cien días". A la cueva. A mi cueva...
Escribir La traición de Wendy fue fácil. Venderla, también. Después de todo, bastaba con coger la historia original y reescribirla dándole un toque macabro-oscuro-terrorífico. Por tanto, los ingredientes ya estaban ahí: Peter, Nunca Jamás, indios, Campanilla, polvos mágicos, etc. Fácil. Pero no existía una cosa. No existía la cueva. La cueva es la locura y la primera certeza de que Peter Pan está loco. La cueva supera con creces el resto de lugares en la isla. ¿Por qué? Porque su terror no es del tipo de terror que te hiela el pulso, sino del que te incomoda porque es plausible. Después de todo, queríamos una historia honesta, ¿no? Y con toda probabilidad el capítulo se trata de un batiburrillo de lugares comunes y escenas grotescas de otras obras. De esto me he dado cuenta a posteriori: las uñas en las paredes de roca ya aparecían en El silencio de los corderos; la lengua negra por la sed, en El médico (Noah Gordon), y me da que para el resto de elementos no hay que investigar demasiado.
Los seres humanos hoy en día estamos tan tan TAN acostumbrados al horror que un pozo escupiendo cadáveres de niñas en descomposición puede que nos deje indiferentes. O las ratas corriendo entre los cuerpos, las calaveras que sirven de cuencos... Sin ir más lejos, la semana pasada nadaba en el mar cuando, a veinte metros de la orilla, vi algo flotando y resultó ser la piel entera de una berenjena. También vi un poco más tarde otra cosa flotando que resultó ser el lomo de... ¡espera, un rabo largo y patitas!... una puta rata muerta. En el agua, a un metro de mí, sí. Huí horrorizado, nadé como nunca. ¿Eso da miedo? ¿Una rata ahogada da miedo? No, da asco, da tanto asco que nos parece miedo. La cueva es una sucesión de asco y desesperanza. Las vidas de las niñas que se apagan lentamente, como la batería de un móvil olvidado en un cajón. Las apariciones de Peter Pan loco, sus amenazas, los berridos de Desdeñoso. Hay muchos ingredientes para darle forma al miedo: cosas tan elementales como la desnudez, como la escatología, el devenir de la materia que se descompone. Pero recordemos que siempre hay algo peor. Cuando me encontré la rata lo primero que hice fue nadar, y una vez en la orilla, cuando se me habían pasado las ganas de vomitar y el corazón me latía con ritmo reposado, en ese momento pensé, y disculpen la frivolidad: "Podía haber sido peor, podía haber sido un bebé".
¿Veis? Siempre cabe algo peor. Por eso cuando Ruth salió de la cueva me sentí muy perdido, tanto que volví a ese lugar, a ese infierno en varias ocasiones. Porque después de la locura no cabe más que cierta lucidez. O volver a la locura. Total, que cuento esto porque todo el mundo menciona el capítulo tres con especial énfasis, y me alegro porque puedo decir que la cueva es 100% mía: hay a quien le encantó el capítulo, a quien le horrorizó y hay quien tuvo que dejar la lectura a esa altura del libro (hechos probados),y en mi caso, amigos, he de decir que me fascina. Pero es mi culpa, ya que estoy curado de espanto y si eso ha salido de mi mente, cosas peores puedo crear. No me horroriza nada. A ese punto hemos llegado. Ahora bien, decidme que ese apartado en el capítulo dedicado a la escena de la muerte de Belle no valía la pena tras un subcapítulo de seis o siete páginas de infierno. Eso es un golpe de efecto. El pozo...
Ay, el pozo.

sábado, 5 de junio de 2010

Presentación Granada


A 4 días de la presentación en Granada, probablemente la más importante para mí, hoy hablan de La traición de Wendy en un artículo en prensa. Hablan poquito, pero hablan.

martes, 13 de abril de 2010

Intertextualidad



Me gusta tanto el terror... eso ya lo sabéis, amigos. Culpa de eso la tiene principalmente Stephen King, un escritor al que muchos consideran malo, aunque son evidentes destellos de genio como El resplandor o Carrie, por poner dos ejemplos. Un autor tan irregular te ayuda a discernir la paja del grano y a conocer a otros autores que se convertirán en indispensables para ti. En mi caso hay dos clásicos del
terror, por ejemplo, tan grandes como Edgar A.Poe o H.P.Lovecraft: ambos aparecen en La traición de Wendy de modo ciertamente destilado, pero con un propósito firme e indiscutible. Si mal no recuerdo, en la novela del Rey del Terror It(Eso), Pennywise repetía una y otra vez eso de: "Bailaré sobre tu tumba", frase que me he apropiado porque suena tan ortopédica y anglófona que es deliciosa. También fue King quien quiso que me enamorara de Borges, relación que hoy por hoy está en mejor forma que nunca. ¿Más cosas? Referenciadas aparecen dos novelas muy distintas entre sí: El país del miedo del sevillano Isaac Rosa la incluí porque mientras escribía mi novela leí la obra de Rosa y apareció una idea muy clara que entroncaba con la infancia, que para algo es uno de los pilares sobre los que se sostiene Wendy: el amor y la infancia. Hablaba del miedo, sí, y el miedo es algo inherente a los niños. La otra novela de la que hablaba la tomé por otra idea muy clara para referenciarla y se trata de El palacio de la luna, de Paul Auster. Tenemos, pues, a Poe y Lovecraft para el miedito; luego, para lo de la infancia y el miedo a crecer está la evidente El señor de las moscas, cabeza de cerdo mediante, que de momento son las referencias más importantes. Ya sabéis, Goldwin supo emplear los elementos y simbología esenciales para describir la anarquía en la que viviría un puñado de niños perdidos náufragos perdidos con todas sus consecuencias (muy crudas). Eso, claro, si obviamos que en algún párrafo me creí Bolaño (y, por ende, mi editor me sugirió algunos cambios). Y no sé cómo he logrado escribir todo esto sin volver a citar el disco homónimo Ismael Serrano, ya que el hilo (ar)romántico de la novela es, junto a algún devaneo amoroso del que escribe, esencialmente la sinergia que provocó este libro.

In memoriam -Susanne