Al final de Peter y Wendy, la niña le promete a Peter Pan que no crecerá, que será una niña para siempre.
Unos años más tarde conocemos a otra niña. Ruth Kenthon tiene 13 años, lee a todas horas y vive en Londres. Una noche la despierta la inesperada visita de un niño en busca de su sombra perdida. Ruth, su hermana Kate y Peter emprenden el viaje a Nunca Jamás, el lugar ideal para afrontar el miedo a crecer, al olvido, al amor y a la muerte. ¿Puede la promesa de una niña dictar el destino del País de Nunca Jamás? ¿Es verdad lo que cuenta Peter sobre la isla? ¿Quedan piratas por combatir e indios a quienes salvar? En la traición de Wendy se encuentra la clave de todas estas preguntas, pero como Wendy haya crecido no habrá vuelta atrás.
Una novela oscura que ofrece múltiples preguntas y respuestas, sorpresas, lágrimas y corazones encogidos.

martes, 9 de marzo de 2010

De fallas y el proceso de...

Cuando acabas de escribir una novela, la dejas en un armario y la olvidas poco a poco. No olvidas el argumento ni el título ni, por supuesto, el tiempo que te llevó acabarla. Olvidas la excitación que supone cuando estás de lleno en ella, olvidas que era buena, que era mala, que no importa cómo fuera, olvidas a sus personajes y los sentimientos. Cuando pasas mucho tiempo encerrado con alguien acabas desarrollando sentimientos muy intensos, es como el síndrome de Estocolmo, como estar en un reality.
Total, llega un punto en el que te asqueas, llegas a odiar la obra, necesitas despegarte y cuando te dan la oportunidad de publicar, por ejemplo, ya pasado el tiempo, vuelves a leerla varias veces y encuentras erratas e incoherencias, y entonces vuelves a leerla y encuentras más... y este párrafo no te convence, y esta metáfora no es muy acertada, y hay personajes prescindibles o imágenes demasiado forzadas. Podrías seguir con esa dinámica de releer y cambiar, y corregir y modificar, pero entonces recuerdas las sabias palabras de Juan Ramón Jiménez y estás completamente seguro de que la Traición ya ha sufrido bastante como para que sigas destrozándola. No le toques ya más que así es la rosa...

1 comentario:

  1. Es la aceptación del así era yo antes, momento chungo, deprimente y gracioso, sin duda.

    Un abrazo crack.

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In memoriam -Susanne