He pospuesto esta entrada del blog porque era demasiado triste,
A principios de año, antes del Covid, pasaron dos cosas:
Por un lado, me escribieron de la editorial Berenice para anunciarme que, tras diez años de la edición de La traición de Wendy con ellos, iban a descatalogar el título y el libro estaría fuera del mercado, aunque a cambio yo recuperaría los derechos de edición del mismo.
También aquel enero ya lejano viajé a Londres y, después de tanto tiempo, decidí releer mi primer libro en el vuelo. Fue una experiencia muy curiosa: gracias al paso del tiempo, resultaba extraño leer esas palabras escritas por un yo joven e inexperto, ahora que podía hacer una lectura analítica y más exigente del mismo. Al fin y al cabo, resultaba como leer el libro de un extraño. Recuerdo que lo devoré, que me di cuenta de que el ritmo era magnífico y había algunas ideas estupendas que no recuerdo haber tenido nunca. Me gustó ese libro escrito por el Jose joven e inexperto.
Hay libros que son eternos. Generación tras generación, enamoran a lectores y vuelven a editarse y reimprimirse a pesar del tiempo, la censura, las modas. Es el caso, sin ir más lejos, de Peter Pan.
En estos diez años que median entre mi primera publicación y estas palabras he escrito mucho, he publicado muchas historias. Sigo escribiendo, pero La traición de Wendy sigue ocupando un lugar muy especial en mi corazón. Por eso este anuncio a comienzos de año me provocó tal desazón. Cuando mueren los libros, las editoriales los destruyen; traté de recuperar un buen puñado de ejemplares para mí, pero en definitiva el libro se encuentra fuera del mercado.
Diez años de viaje, no ha estado mal. Ahora cabe preguntarse cuál será la próxima parada...