Al final de Peter y Wendy, la niña le promete a Peter Pan que no crecerá, que será una niña para siempre.
Unos años más tarde conocemos a otra niña. Ruth Kenthon tiene 13 años, lee a todas horas y vive en Londres. Una noche la despierta la inesperada visita de un niño en busca de su sombra perdida. Ruth, su hermana Kate y Peter emprenden el viaje a Nunca Jamás, el lugar ideal para afrontar el miedo a crecer, al olvido, al amor y a la muerte. ¿Puede la promesa de una niña dictar el destino del País de Nunca Jamás? ¿Es verdad lo que cuenta Peter sobre la isla? ¿Quedan piratas por combatir e indios a quienes salvar? En la traición de Wendy se encuentra la clave de todas estas preguntas, pero como Wendy haya crecido no habrá vuelta atrás.
Una novela oscura que ofrece múltiples preguntas y respuestas, sorpresas, lágrimas y corazones encogidos.

miércoles, 24 de febrero de 2010

Antes de nada


Que todo está inventado ya lo sabíamos. Pero hay dos corrientes: la pesimista dice que si todo está hecho, para qué intentarlo; la optimista dice que todo es una copia, una compilación de cosas que ya existían. Ahí están las deudas del escritor.

Una tarde de verano le prometí a una chica que le contaría la historia de la cara oculta de Peter Pan y Nunca Jamás. Yo estaba enamorado, había que intentarlo y no dejaba de escuchar a Ismael Serrano. El cantante tiene un disco, La traición de Wendy, donde habla de la relación que se establecía entre el niño eterno y la rubia Wendy. Ismael la llevaba más allá de la novela de Barrie y a un plano mucho más interesante que la cinematográfica Hook. Tomé como núcleo el disco y, por ende, sus canciones. Me propuse que cada capítulo de esta novela se titulara como las canciones del álbum en cuestión.

Tuvo que acabar el verano siguiente para que decidiera seguir. Me empollé Peter y Wendy, incluso la continuación oficial, muy recomendable, Peter Pan de Rojo Escarlata. Pero yo quería escribir una historia honesta. Com-puse nueve capítulos con el corazón hecho jirones, pero lo logré.
Como ves, querido lector, no he inventado la pólvora. Eso lo hicieron James e Ismael. Yo sólo prendí la mecha. Desde entonces, soñar se ha vuelto más difícil.


Granada, febrero de 2010

lunes, 15 de febrero de 2010

Propuesta de sinopsis

Al final de Peter y Wendy, la niña le promete al hijo único de Nunca Jamás que no crecerá, que será una niña para siempre.
Unos años más tarde conocemos a otra niña. Ruth Kenthon tiene 13 años, lee a todas horas y vive en Londres. Una noche la despierta la inesperada visita de un niño en busca de su sombra perdida. Ruth, su hermana Kate y Peter Pan emprenden el viaje a Nunca Jamás, el lugar ideal para afrontar el miedo a crecer, al olvido, al amor y a la muerte. ¿Puede la promesa de una niña dictar el destino del País de Nunca Jamás? ¿Es verdad lo que cuenta Peter sobre la isla? ¿Quedan piratas por combatir e indios a quienes salvar? En la traición de Wendy se encuentra la clave de todas estas preguntas, pero como Wendy haya crecido no habrá vuelta atrás.

martes, 9 de febrero de 2010

Vamos a contar verdades

Una de las mejores películas españolas que he visto es bastante similar en tono a mi novela, El espíritu de la colmena de Víctor Erice. Una auténtica maravilla. Infancia y terror mezclados con la amarga realidad. En una escena preciosa, Ana (Torrent) y su hermana corren por un prado hacia una hacienda desierta mientras suena la canción.



Primero, la poesía. A lo que íbamos: Peter Pan era un hijoputa en el original, aunque como todo el mundo recuerda sólo la edulcorada versión de Disney, han olvidado las implicaciones oscuras que tiene la novela de Barrie. Así pues, voy a dar unas pistas con HECHOS que suceden en Peter y Wendy, cosas que, queramos o no, sucedían en el original, en la cuna de sueños de J.M. Barrie. Qué perturbación, qué oscuridad, esconde el mito del niño que no quería crecer...

1. La sombra de Peter Pan trataba constantemente de alejarse de él. ¿Casualidad? Ni mucho menos, creo que la sombra estaba asqueada de arrastrar a diario con el sucio niño volador.

2. La presencia de Campanilla no era tan importante en un principio. Se trataba de un hada, sí, pero las hadas en el libro no eran más que luces, o así lo era al menos la amiga de Peter, un haz de luz femenina. Campanilla quería a Peter, y nada más llegar a Nunca Jamás Wendy y sus hermanos, la criatura intenta matar a la niña en un acceso de celos.

3. En un principio, decía, las hadas no eran tan importantes. Pero cuando se estrenó la obra de teatro en Londres empezó a haber una ola de muertes infantiles debido a que los niños saltaban por las ventanas y balcones con la esperanza de poder volar, ya que en la primera versión de la historia no hacía falta el polvo de hada, bastaba con la imaginación. Por eso Barrie se vio obligado a intervenir con ese cambio.

4. En Nunca Jamás hay muertes y muertes y más muertes. Aparte del intento de asesinato frustrado contra Wendy, en la novela se da todo un genocidio contra los Pieles Rojas por parte de los piratas. Sí, un problema extrapolado de la realidad americana a esta ficción ¿infantil?

5. También mueren niños, muchos niños. Niños Perdidos. En la descripción de Nunca Jamás se nos cuenta que el número de niños varía en función de muchos factores, de si los matan o si crecen, ya que al incumplir una de las reglas de la isla Peter se tiene que deshacer de ellos; o comienzo o los matan los piratas, ya que Peter los alienta a "ir de aventuras a matar piratas" y maneja con su irresponsable indiferencia los hilos de la guerra entre niños huérfanos y fornidos piratas armados hasta las cejas. Y afirma, el sinvergüenza: "Me olvido de ellos cuando los mato". No hay remordimientos, nada.

6. Peter Pan no quiere a Campanilla. Eso ya lo sabíamos, pero al acabar la novela, cuando han vuelto a Londres y Peter hace una visita a los Darling, Wendy le pregunta que cómo está Campanilla, a lo que él responde que quién era Campanilla. "¡Un hada, Peter! ¡Era el hada que nos salvó la vida!" "Es que hay tantas... ojalá ya no esté". Y es más, el propio narrador afirma que las hadas no viven demasiado. ¿Nos da a entender que Campanilla muere?

7. Garfio no es un patán, un bufón que alivia el terror que provocan los piratas. Garfio es un auténtico capitán pirata hambriento de odio y ávido de muerte. No le importa ensartar niños con la espada uno tras otro. De hecho, en su primera aparición Garfio ensarta a uno de los suyos con el garfio.

8. En un punto de la novela cuando los piratas atrapan a Peter y lo atan a una roca a la espera de que la marea ahogue al niño eterno, Peter no teme a la muerte. Es más, grita henchido de valor: "¡La muerte será una aventura realmente grande!" WTF?

9. Las hadas pueden morir con el mero hecho de que un niño diga: "No creo en las hadas". No es de extrañar que siempre que Campanilla se refería a Peter lo hiciera con el sobrenombre "Tonto" (silly en el original)

10. Por no hablar de la lectura pedófila que pueda tener todo el libro, ya que aunque en la época en que se escribió no era tan extraña la fascinación por los niños, a los autores de clásicos infantiles (Barrie, Carroll...) se les ha encumbrado desde círculos pedófilos como "padres de la causa". Recordemos además que Peter Pan simboliza la virginidad sexual y emocional del ser humano y no querríamos pervertir su mundo. ¿O sí...?

sábado, 6 de febrero de 2010

Sexism is over

Si por una parte Peter y Wendy o Peter Pan era predominantemente machista (no se alarmen, postura muy consecuente con la época): esto es, Peter Pan vive en esa autarquía/anarquía maravillosa donde nadie le tose y la única criatura femenina capaz de hacerle entrar en razón es un hada que en esencia se trataba de un haz de luz; por su parte, Wendy hacía el rol de madre y ama de casa de todos los niños perdidos y Tigridia, la princesa india, era la mujer objeto en necesidad de rescate, tal y como sucede también con la niña londinense. Pueden ver cómo Peter Pan no dista mucho de La isla del Tesoro, novela que, a expresa petición de un niño a Stevenson, tenía un reparto cien por cien masculino. No buscaba con La traición de Wendy hacer un panfleto feminista, aunque resulta evidente que las heroínas de nuestro tiempo han hecho mella en nuestra perspectiva del mundo (Clarice Starling, Lara Croft, Sidney Bristol y, especialmente, Buffy Summers), pero en cualquier caso hubiera resultado estúpido que el protagonista de la novela fuera un chico. Ruth Margaret Kenton está llamada a limpiar el nombre de Wendy Darling. Quien así lo quiera verá un mensaje machista subliminal a lo largo del relato, ya que se trata de la traición de Wendy, de la mujer, la que arranca toda la trama (muy bíblico todo, ¿no? en pleno s.XXI y aún debatiendo si lo del pecado original se sostiene por sí mismo). Por eso quiero que quede claro de antemano: Ruth es la heroína de esta historia. Gane o pierda, todo es gracias a ella. Puede que limpie el nombre de Wendy o que lo deje más hundido en el fango. Todo se andará…

miércoles, 3 de febrero de 2010

¿Qué es este baile de géneros, Jose?


La traición de Wendy es, en el fondo, una historia de amor. La propuesta nace como tal, aunque derivó en una historia SOBRE el amor. Puestos a etiquetar, hay elementos de terror y drama, incluso cierto enfoque metaliterario (las referencias son evidentes). Terror porque era el único modo posible de narrar esta historia y otorgarle cierta verosimilitud. Dice Stephen King en su espléndido libro-ensayo sobre el terror Danza macabra que al abordar el género hay tres herramientas, tres caminos que van de mayor a menor sutilidad. En definitiva, el mensaje es: si no consigues dar miedo por las buenas, dando a intuir el terror, con buen hacer, recurre a las entrañas. Ya saben, tripas, sangre, uñas partidas… elementos próximos al gore y al macabrismo (menudo palabro) que al terror funcional, pavor, presentimiento. El drama, venía diciendo, era también evidente siendo mis fuentes culturales eminentemente dramáticas: siempre preferí Urgencias a Friends. Ya que estamos de quirófanos y matasanos, vamos a un terreno resbaladizo. Si la bondadosa e inevitable Peter Pan derivaba en el Síndrome de Peter Pan o peterpanismo, esa excusa a la que todo hombre se aferra para defender su falta de madurez, su indisciplina innata; si en Peter Pan ocurría esto, de La traición de Wendy se deriva otro síndrome no menos curioso.

In memoriam -Susanne